Técnicos prevén que el enjambre sísmico se mantenga un mes

Las autoridades del Medio Ambiente indicaron siempre que se da ese fenómeno en la zona dura unos 30 días, por lo que llamaron a los afectados a permanecer en los albergues.

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Foto/ archivo

Por Iliana Ávila

2018-05-07 9:13:40

El enjambre sísmico que afecta la zona de Chirilagua, en San Miguel; e Intipucá, en La Unión, alcanzó los 549 sismos entre las 6:33 del sábado y las 6:00 p.m. del lunes, de estos un total de 83 han sido sentidos por la población y cuyas magnitudes oscilan entre 2.4 y 5.6. Los movimientos podrían durar un mes más.

La Ministra de Medio Ambiente, Lina Pohl, advirtió a las personas albergadas en la cancha nueva, o la canchona, del cantón Tierra Blanca, Chirilagua, que los temblores pueden continuar debido a que se trata de “una región sísmica muy complicada” por estar ubicada casi al enfrente de la subducción de las placas tectónicas.

“Acá los enjambres sísmicos tienen la historia de ser muy largos en el tiempo, pueden durar hasta casi un mes, nosotros esperamos que este no sea tan largo… y porque sabemos que seguirán más sismos les pedimos que se queden en los albergues”, dijo la funcionaria a las 400 personas albergadas en el cantón Tierra Blanca.

Los más de 1609 personas distribuidos en 12 albergues establecidos en diversos cantones y caseríos de Chirilagua; y otro numero menor de Intipucá, en La Unión, sufren las afectaciones provocadas por las fallas ubicadas en ambos municipios.

De acuerdo con la ministra Pohl, las placas “son las responsables de que tengamos esto que conocemos como enjambre sísmico, esto es una serie de sismos en un corto lapso de tiempo y que pueden incluso superar hasta los 1000 sismos, ahorita se llevan casi 500 sismo pero pueden llegar a más”.

El movimiento considerado de mayor magnitud fue registrado a la 1:02 pm del domingo con una magnitud de 5.6 y una intensidad de VII, en ambos municipios, fue este mismo sismo el que terminó de derribar varias casas como la de María Cecilia de Ponce, residente en caserío Puerto Viejo, cantón Tierra Blanca, Chirilagua.

“Nosotros hemos pasado un susto bueno, necesitamos ayuda… no nos salimos ( a un albergue) porque acá tenemos nuestras cositas, estamos hospedados donde un vecino y ahí nos permite hacer nuestros alimentos”, dijo la afectada.

Son varias las personas que prefieren quedarse cerca de sus casas o envían a algunos de los miembros de sus familias para los albergues, debido que es en estos lugares donde es enviada la ayuda como agua, comida y consultas médicas.

Todos ellos sufren las afectaciones provocadas por las fallas ubicadas en Chirilagua e Intipucá.

Mientras tanto, en Tierra Blanca, Marta de Orellana junto a otras mujeres preparan los alimentos para más de 200 personas que decidieron pasar el día en el albergue de la canchona, quienes hasta la noche del domingo utilizaron hamacas para poder dormir.

Ellas se estuvieron abasteciendo de un tanque de agua no clorada que era su única reserva, fue en horas del medio día del lunes que les llevaron una dotación de agua en bolsa y recibieron la llegada de una pipa propiedad de la Anda como parte de la comitiva de empleados de Salud, protección civil y otras instituciones que acompañaba al vicepresidente de la República y funcionarios de otras carteras de estado.

Ante el fenómeno, las autoridades del Sistema Nacional de Protección Civil han decido ampliar la suspensión de clases este día y miércoles, día en que darán nuevas indicaciones sobre la continuación del años escolar.

Los centros escolares de los caseríos del municipio de El Carmen cercanos a la zona de impacto también suspenderán clases en conjunto con el Coordinador Departamental de Educación en La Unión.

Asimismo, Protección Civil ha comunicado a los pobladores de la zona que mantengan la calma y tomen en cuenta el Plan de Emergencia Familiar en caso de terremoto; además, aplicar las medidas que ahí se plantean para evitar riesgos innecesarios. También se ha recomendado con los adultos mayores y niños.


“Hoy solo nos queda pedir ayuda”

Mario Enrique Ponce Mejía, de 26 años, está recién casado y espera su primer hijo. Su padre le permitió construir una pequeña casa de adobe en una área del terreno familiar donde también se encuentran otras tres viviendas que habitan sus hermanos con sus respectivas familias.

Tres de las cuatro casas colapsaron ante el enjambre sísmico que afecto un buen numero de vivienda en el caserío Puerto Viejo del cantón Tierra Blanca, Chirilagua.

“Con la ayuda de mi papi construimos la casa, él pega los adobes y yo le ayude a batir todo el lodo; luego conseguimos la madera para el techo, creo que invertimos más de 3 mil dólares en la construcción de la casa”, se lamenta al ver los muros en el suelo de la que fue su casa.

Él sostiene en su mano un oso de peluche que recogió entre lo escombros y dice que “esto me quedo para el niño que viene porque lo demás se perdió”. Su esposa tiene cuatro meses de embarazo.
“Hoy solo nos queda pedir ayuda porque lo perdido esta perdido, y esto lo hicimos con un gran sacrificio que no se imagina, cuesta porque solo nosotros y con la pobreza que hay…”, señaló.

Al igual que sus hermanos, viven de la pesca en la laguna de Olomega, así como la agricultura y alguno que otro trabajo extra, es gracias a este esfuerzo que han logrado salir adelante.

Su madre, María Cecilia de Ponce, no pierde la sonrisa en su rostro aún cuando mira con desolación los muros de la que fue su vivienda tirado por los suelos, “viera cuanta gente venia y les gustaba la casita porque desde acá se puede ver bien bonita la laguna, hoy solo que da la resignación y ver cómo levantamos de nuevo esto”.


“Las paredes y el techo de mi casa están dañados”

José Simeón Castro es uno de los habitantes del cantón Coyolito, jurisdicción del departamento de La Unión, y uno de los que prácticamente ha perdido su vivienda por el enjambre sísmico que está afectado al municipio de Chirilagua, San Miguel; e Intipucá, La Unión.

Igual que otras familias, Castro dice con tristeza que “las paredes y el techo de la casa están dañados y no podemos quedarnos a dormir porque tenemos temor que la casa se derrumbe”.

Por el momento, este habitante del Coyolito no sabe qué será de su casa, si podrá repararla o recibirá ayuda para volverla a levantar.

En ese cantón, cerca de 20 humildes viviendas resultaron afectadas por los movimientos telúricos que iniciaron el pasado sábado en ambos municipios.

Para palear sus necesidades, la municipalidad de La Unión les llevó el domingo por la noche colchonetas y dos tiendas de campañas para que durmieran en los espacios libres de algún árbol u otro tipo de infraestructura; además, atención médica.

El alcalde Ezequiel Milla, dice que es lamentable que las autoridades departamentales de Protección Civil se limitan solo a pedir el informe de la situación a las municipalidades; pero no cuentan con los recursos como frazadas, colchonetas y otras herramientas que ayuden a los afectados.

Según Milla, la Gobernación Departamental debería de tener colchonetas listas, agua para distribuirlas a las alcaldías en casos de emergencias como la que están enfrentando en estos momentos.


Ortíz, respuesta del Gobierno será en etapas

El vicepresidente de la República, Oscar Ortiz, llegó la mañana del lunes al cantón Tierra Blanca acompañado por una comitiva de empleados del Ministerio de Salud, la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Anda), Ministerio de Medio ambiente y Protección Civil, como parte de la respuesta ante la emergencia que le darán como Gobierno central.

Ortiz dijo que el apoyo a las personas albergadas se prepara en tres etapas, iniciando por el levantamiento de un diagnóstico que se hará entre lunes y este día.

“Lo primero que se le dará respuesta es reforzar el nivel de abastecimiento de agua, alimentos y techo provisional o tiendas de campañas provisional para tratar de garantizar que se proteja a los niños y a la familia. Eso se hará entre ahora y mañana” dijo.

La segunda fase será un levantamiento de daños en viviendas, y agregó que “ya se está en coordinación con la alcaldía y se va a fortalecer un equipo multidisciplinario para que puedan verificar el nivel de daños para ver cuál es el nivel de asistencia de corto plazo que se tiene que dar; acá los más importante son los techos para evitar que con la lluvia se afecte más las viviendas y especialmente las casas que están hechas de adobe” dijo Ortiz.

La tercera fase que promete resolver los problemas estructurales como servicio de agua potable y calles dañadas podría ser “un proceso no tan largo, pero que puede llevarnos algunas semanas”, expresó.
Las palabras de Ortiz traen un poco de esperanza para las familia cuyas viviendas resultaron dañadas.

En cuanto al funcionamiento de los albergues, el vicepresidente dijo que tratarán que los insumos y la respuesta que están dando se quede por una semana completa mientras tienen una idea clara de lo que va a pasar en los próximos días, mientras tanto darán atención de salud y psicológica “permanente hasta que sea levantado la situación de peligro o inestable que nos ha provocado esto”, explicó Ortiz.